El eccema también se llama dermatitis y es una afección de la piel que ocurre tanto en hombres como en mujeres. Pueden aparecer en cualquier momento de la vida, a cualquier edad. La enfermedad varía mucho tanto en el área afectada como en la gravedad. El eccema leve tiene los siguientes síntomas: piel seca, caliente y picazón; pero los graves pueden provocar piel cruda, desgarrada y sangrante. Contrariamente a la creencia popular, el eccema no es una enfermedad contagiosa, a pesar de su apariencia desagradable. Hay varios tratamientos disponibles para el eccema, pero las áreas afectadas siempre serán propensas a la inflamación en el futuro.
Las causas de estas condiciones son muchas, ya que existen varios tipos de eccema. La condición considerada hereditaria se llama eccema atópico. En muchos casos, las formas de eccema son al menos parciales, debido a factores ambientales a los que el cuerpo reacciona en exceso. La afección es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario también produce una respuesta excesiva a alérgenos inofensivos o concentraciones leves de productos químicos y detergentes. Las personas que han estudiado esta afección dicen que el estrés puede desempeñar un papel en la recurrencia de la inflamación y que la circulación sanguínea inadecuada puede desempeñar un papel importante.
Tipos de eccemas
Los eccemas son de los siguientes tipos: dermatitis de contacto alérgica, atópica, dermatitis de contacto irritante, dermatitis de contacto irritante, eccema seborreico adulto, eccema de vejiga, eccema discoide.
Hoy en día existen muchos tratamientos diseñados para minimizar los síntomas de enfermedades de la piel. Las cremas tópicas y los productos para el cuidado de la piel son útiles, pero la clave para controlar la enfermedad es identificar químicos, alérgenos y detergentes que agravan la enfermedad. En ausencia de una cura, limitar la exposición a los irritantes puede ser una medida preventiva efectiva.